Escaleras a ninguna parte

Cuando cruza uno el arco de piedra por el que se accede a la iglesia y faro de Castro Urdiales, girando la vista hacia el mar aparece un cacho piedro saliendo del mar (bueno, en realidad son dos) que sirvieron a su vez para ahorrarse unos metros de muro en el espigón del puerto. Dos cosas, dos, me llamaban la atención. La primera es la existencia de una construcción cuadrada en lo alto de la roca de la derecha. No sé por donde se llegaría, porque no se ve acceso alguno y evidentemente no me puse a demostrar mis nulas dotes de escalador porque con la parienta al lado me iban a caer collejas hasta en el carnet de identidad.
Escaleras a ninguna parte I
La otra curiosidad son las escaleras que se ven en la roca de la izquierda, algo que pongo más ampliado para mejorar la «experiencia visual del usuario» (que fino, ya hablo como en los anuncios de la publicidad). No tienen conexión por abajo, suben y llegan a ninguna parte. Mira qué es raro.
Escaleras a ninguna parte II
Viendo el conjunto de las dos rocas ni sé si es que luego había un tramo de puente que llevaba de una roca a la otra, si estarían unidas por un arco de piedra natural o si en lo alto de las escaleras había una catapulta que te mandaba de un salto hasta la otra piedra. Si alguien lo sabe, se agradecen colaboraciones.

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