Como decÃa hace un par de dÃas, a tres de enero estaba en Laredo y no se me olvidó pasar por el Puntal, el final de la playa de la Salvé donde hay un par de chiringuitos bastante castigados por el temporal de febrero del año pasado. Pensé que los habrÃan arreglado para el verano pero qué va, siguen hechos polvo y no veo ningún movimiento que haga suponer una recuperación en breve. Todo esto está cerrado, vallado, con rotos por desperfectos por todas partes y aspecto abandonado.
Lo único que se ve es una enorme duna que hace de frontera con la playa y quita todas las vistas desde el aparcamiento.
Esa duna la hicieron a base de draga echando arena durante 34 dÃas, aquà podéis ver un vÃdeo del «cómo se hizo» filmado con un dron. Unos tres metros de altura debÃa tener en esta parte, parece una buena defensa contra el oleaje.
Parece, y lo serÃa, pero quien está enfrente es el mar, el que nunca se cansa, tiene paciencia y siempre acaba por ganar. ¿Qué ha pasado? Que tras esos 34 dÃas y gastar casi dos millones de euros, vino el mini-temporal de diciembre y se llevó por delante gran parte de la duna recién hecha dejando de nuevo al descubierto los maltrechos cimientos del «Barlovento».
Según dicen en el artÃculo de «El Correo», ese restaurante lo dan por perdido y «el Tiburón», justo detrás, está a la espera de ver qué pasa. Mal veo el asunto. Si un mini-temporal hace eso, mejor no imaginarse lo que puede pasar si viene alguno como los del año pasado. ¿Y en marzo, que hay anunciadas para los dÃas 20 y 21 pleamares de las mayores que ha habido en décadas…?
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