Ahora que tengo botas nuevas me están entrando unas ganas que no veas de hacer alguna ruta de montaña, pegarme un tute de kilómetros por caminos pedregosos entre montes variados…
Descansar en un rinconcillo con vistas y aprovechar para sacar fotos curiosas usando la técnica del enmarcado…
Y finalizar metiendo los pies en un rÃo de agua cristalina para relajarlos y refrescarme un rato.
La pena es que sea una actividad tan cansada, porque me paro a pensar lo agotado que acaba uno y al final siempre cambio el destino de montaña por uno más gastronómico, notablemente más placentero dado lo bien que se come por aquÃ.
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