De cara a la nueva temporada tocaba decirle adiós a mis viejas botas, las de 15,95 euros porque las pobres ya empezaban a hacer agua y no precisamente cuando llueve. Varios rotos en los cosidos y la suela muy desgastada hacÃan recomendable una sustitución antes de acabar en el fondo de un barranco por un triste patinazo. Total, para lo que valieron estaban amortizadas de sobra.
Hoy he recibido las nuevas, unas Columbia bastante más caras pero con exterior de cuero impermeable y acabados bastante mejores que las otras. Por uno de esos extraños chanchullos que tiene mi parienta a cuenta de su blog con una tienda de zapatos on-line al final me salieron por 31 euros, menos de la mitad, que no está nada mal. En cuanto las pruebe sobre el terreno daré las primeras impresiones. Por lo de pronto tan sólo las veo tan bonitas que casi da pena ensuciarlas.
Y aunque la parienta a veces con su blog me torture para ejercer de fotógrafo, hay que reconocer que los apaños que consigue en algunas tiendas son de agradecer. O bien se consiguen descuentos como con las botas, o nos toca ir a alguna inauguración precisamente «a ponernos las botas».
Con lo tripero que es uno ya ni os cuento lo que se disfruta delante de bandejas asÃ.
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