Saliendo de Cantabria hacia Euskadi nos dirigimos a Getxo y, como suele suceder, nos desviamos para acabar en la playa de Sopelana viendo como una gente hacÃa prácticas de parapente. Preciosa playa, tremenda bajada para llegar o impresionante subida para volver si piensas ir cargado con la sombrilla, la neverita, las sillas y demás trastos. Es lo que tienen esas calas entre acantilados, que raramente les ponen ascensor y eso joroba lo suyo en caso de llevar mucha impedimenta.
En esta playa, como no, otro formidable despliegue de estratos en vertical allá al fondo.
Y lo llamativo es que el estrato más grandote tenÃa una especie de mordisco gigante que bien podrÃa haber sido causado por un Godzilla de turno haciendo prácticas de mordisco.
¡Oh, cielos! He dicho la palabra «Godzilla»… ya me puedo ir preparando para otra avalancha como cuando hice una entrada parecida en el otro blog, que rara era la semana en que alguien no me preguntara si el jodÃo bicho existÃa o no de verdad.