Desde el sábado pasado podemos añadir otra más a la lista de cuevas cántabras holladas con mi santa bota. El domingo era el dÃa de visitas gratuitas para conmemorar el DÃa Internacional del Patrimonio Mundial asà que un servidor, imaginándose la de gente que habrÃa, reservó en Hornos de la Peña para ir a verla el sábado sin agobios, mogollones, kevines, yennifers, suegras ni otros especÃmenes indeseables.
Aquà se llega tras unos kilómetros por carreteras estrechas entre pueblos. Por suerte está todo el camino perfectamente señalizado desde la mismÃsima autovÃa. El aparcamiento que indica la flecha estaba en obras asà que echamos el coche en el arcén como buenamente se pudo y vamos para arriba, que queda un ratito de subida.
Si, si, subida porque la cueva no queda a ras de la carretera sino a unos diez minutos de pateo montaña arriba.
Este es el tramo final, cuando por fin se ve la caseta del guÃa y la parienta deja de echar sapos y culebras por la boca ante la cercanÃa de un banco donde descansar.
Las vistas desde allà no están nada mal, valle, ladera, montaña, bosques, hayas que empiezan a tener colorines amarillo-rojizos, buena señal indicadora para otra visita al hayedo del Saja.
Una vez aparece el guÃa y abonas los tres euritos por persona que cuesta la entrada, coges caminito por estas escaleras hacia la boca de la cueva.
Que viene siendo esto. En principio no parece nada espectacular…
…ah, carajo, pero cuando entras la cosa cambia como de la noche al dÃa. De todas las que he visitado hasta el momento fue con diferencia la que más me gustó. Es más cueva, y menos espectáculo. Ni tiene grandes espacios ni frisos llenos de animales hechos con pintura colorada, pero a cambio es más natural. Tiene galerÃas largas y estrechas, hay que agacharse un montón de veces, hacer equilibrios, un claustrofóbico las pasarÃa canutas, hay grabados en la piedra hechos con un buril, estalactitas, estalagmitas, las visitas son de cuatro en cuatro personas con lo que toca más cueva para cada uno y el guÃa se lo curró de lo lindo, asà que la visita fue perfecta.
Asà como en otras no es necesario reservar o si apareces por allà puede ser que haya plazas libres, en esta la reserva es casi imprescindible. Entran cuatro personas cada hora y asà es difÃcil encontrar un hueco libre. Tenéis dos opciones, llamar al teléfono indicado en el cartelote o, más fácil aún, ir a la página de Cuevas de Cantabria, pinchar en la que queréis visitar y a la derecha aparece una opción para reservar directamente por internet, donde se pueden consultar las plazas libres a cada momento. Eliges una hora de visita, cubres los datos y pagas directamente en la cueva. Más fácil imposible.
Como es evidente no te dejan sacar fotos en el interior, pero qué más da, si en internet hay cienes y cienes…