Acostumbrado a ver el ferry que va de Santander a Inglaterra llegar por la mañana y largarse por la tarde, hace poco me llamó la atención ver cómo se pasaba más de una semanita en puerto. No le di más importancia hasta enterarme el miércoles en el periódico que los de Britanny Ferries, la empresa francesa que lo gestiona, presentaron un plan de ajuste para reducir deudas basado (como no) en reducciones de salarios, pérdida de bonificaciones y todo eso que tanta gracia le hace a los trabajadores. Lo de todos los dÃas, vamos, sólo que éstos dijeron que rosquillas y hala, huelga repentina desde el dÃa 20 pillando a un montón de aspirantes a pasajeros desprevenidos y obligándoles a cubrir el recorrido por otros medios. Pues anda que no hay que dar una vuelta de kilómetros y kilómetros para llegar a donde va el ferry tan ricamente en lÃnea recta.
Finalmente y tras negociar lo suyo, a principios de octubre llegaron a un acuerdo y se desconvocó la huelga. Aquà tenéis el ferry preparadito para salir pitando al dÃa siguiente.
La verdad no tiene mala pinta eso de ir a Plymouth o a Portsmouth navegando como un marqués y con el coche propio para darse unas vueltas por el sur de Inglaterra, otro plan más a apuntar a la lista de planes pendientes, actualmente más larga que un dÃa sin pan. Suerte que no hay prisa y estaremos en Cantabria unos añitos, dios mediante y si a la parienta no le entran otra vez las ganas de traslado.