En realidad no es la cosa, sino la Casa de la Juventud de Santoña, un nuevo edificio oficial a punto de ser acabado. Lo de la cosa es porque su contemplación me dejó totalmente descolocado por las formas y color, apareció de golpe a mano izquierda sin esperármelo y me quedé total y absolutamente epatado, mi cerebro en esos momentos no fue capaz de digerirlo y mientras que por un lado decÃa «hala, qué cosa más fea» por otro soltaba un «pero qué rompedor y distinto».
Me gustarÃa haber echado una ojeada por dentro, a ver si el interior es más funcional o se mantiene a juego con el exterior, pero ya digo que ni estaba abierto, ni acabado. Otro tema pendiente para la siguiente visita.