Cada mañana suelo echar una ojeada al Diario Montañés para ver cómo van las cosas por Cantabria. En su web también hay varios blogs de temas variados y hace poco me sorprendió un videoblog (el Mundo de Jaled) que se dedica a mostrar cosas de Cantabria (pero en plan serio, no como yo) porque hablaba de la cueva de Cucabrera en Galizano. Ostras… de esa ni habÃa oÃdo hablar, hay que hacerle una visita. Dicho y hecho, en cuanto hubo un dÃa nublado sin lluvia, por eso de no caminar monte arriba y monte abajo con treinta grados a la sombra, allá nos fuimos a echar una ojeada. Inicio del recorrido: playa de Galizano.
Playa que tiene varias casas casi colgantes, viendo lo cerca del borde que las construyeron y los derrumbamientos que se aprecian en el acantilado.
Justo enfrente de la bajada a la playa que se ve en la primera foto está situada esta pequeña subida. Pues por ahà empieza la ruta. Caminando con tranquilidad, en un cuarto de hora se llega a la cueva.
Tras el primer tramo en subida llegaréis a un camino al que también se puede acceder en coche, aunque asà tiene menos gracia la cosa. SeguÃs por ese camino hacia la izquierda bordeando la costa y empiezan las vistas asà de bonitas. Aquà hay que volver en invierno, porque el mar rompiendo con ganas sobre la costa tiene que ser un verdadero espectáculo.
En esa playa desemboca el rÃo Herrera, se puede ver perfectamente en la foto anterior o en Google Maps. La playa es muy larga pero estrecha, la parte que da al mar no debe medir más de cien metros de ancho. Ese dÃa tocaba bandera roja por oleaje asà que el personal no pasaba de remojar los pies en la orilla.
Al fondo la playa de Langre con sus acantilados. Insisto, esta costa con temporal tiene que ser la caña. Se nota que el mar rompe con ganas a juzgar por cómo está de rota la roca en la costa, hay trozos de acantilados caÃdos aquà y allá.
Alguna parte de este monte ardió hace no mucho tiempo, se pueden ver todavÃa árboles sin hojas y con el tronco totalmente negro. Por suerte el suelo ya está lleno de maleza y los árboles de atrás no están afectados asà que es cuestión de tiempo volver a verlo todo verde otra vez.
Ultima etapa, la boca de la cueva se puede adivinar ahà a la izquierda, donde acaba el camino.
Nada de lo que se ve en el exterior deja intuir lo que puede haber dentro, asà que lo que nos encontremos será una sorpresa. ¿Qué habrá en el interior…?
Un poquito antes de la llegada encontramos un ramo de claveles rojos en una orilla del sendero, las debÃan haber dejado otro grupo de gente que iba un trecho delante nuestra. Ni habÃa placa, ni nada en los alrededores que me diera a entender el motivo de las flores asà que me quedo con la curiosidad.
Cinco metros más y estamos en la entrada… huy… pero habrá que dejarlo para la semana que viene, que se me quema la comida…
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