Al ladito de Pechón, en el extremo más occidental de Cantabria, aparece la playa de Amió. Según el cartel que la preside es una playa grandota y recogida, con un enorme arenal de arena blanca que llega hasta unas rocas.
Pues la foto habrán venido a sacarla con marea baja, porque en pleamar casi no queda playa. Una fila de piedras que me recuerda a las playas francesas, algo de arena mojada por el efecto de las olas y para de contar. Las rocas no son rocas, es una isla bien separada de la arena.
Si llego a venir un dÃa con viento fuerte y oleaje, ni piedras, ni arena, ni hay quien sea capaz de reconocer lo que ve y lo que hay en la foto.