Saliendo de Santander un dÃa con tiempo libre me encontré un cartel indicando la dirección de la playa de la Maruca y mira, vamos a hacer turismo que siempre es lo más entretenido. Acostumbrado a visitar playazas como Somo, El PortÃo o Langre, menudo bluff resultó ésta. Pequeñita, sin arena, mucha roca y pelÃn cutre. Por decirlo de una forma algo más coloquial, yo aquà no vengo ni jarto vino.
Por el otro lado es más fotogénica, hay un pequeño puerto pesquero y un espigón con una estatua al final.
Menuda estatua, un pescador sobre un bloque de hormigón, vestido con un traje color naranja claro y apoyado en un remo. No es el Coloso de Rodas pero hace el apaño igual.
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