El año pasado de paseo por Mónaco me quedé sorprendido con varias cosas. Una, que aquello es un mazacote de edificios y cemento en una ladera que baja abruptamente hacia el mar. Poco menos que encajonada la ciudad en una cala y sin terreno libre donde construir no me extraña que los pisos existentes tengan los precios que tienen. Asà se veÃa desde los jardines del Casino: apartamentos sobre el mar, al fondo más y más edificios hasta donde la montaña lo permita.
El Casino, como no, probablemente el edificio más famoso de la ciudad con sus Bentleys, Rolls, Ferraris y Mercedes a la puerta. Faltaba el Aston Martin de James Bond, será que esta semana le toca trabajar en otro lado.
Como novedad novedosÃsima, habÃan plantado un montón de viñas en un jardÃn justo delante. Anda que no llevan tiempo haciendo esto mismo en la Ribeira Sacra, en el Baixo Miño o en Cambados sin darle mayor importancia. No serán viñas de alto standing como éstas, pero salir, sale un vino que está de pelÃcula.
Claro que en Galicia no ponen una parabólica de chapa en el medio, supongo que será para ponerle la tele a las viñas y que no se aburran tanto tiempo ahà paradas.
Menos mal que la pusieron orientada hacia el norte porque si la llegan a orientar al sur, que es por donde sale el sol, en cuanto empezara a reflejar los rayos solares veraniegos churrascaba de la primera a la última viña y suerte habrÃa si no quemaba hasta el Casino, que estas cosas las carga el diablo y nada que te despistes enseguida te la lÃan.