Por si no lo sabÃais, en Santander hay una Fundación dedicada a documentar y conservar la memoria de todo lo referente al Titanic. Cuando me enteré pensé que serÃa algo aficionado pero no, qué va, la cosa va en serio y muy en serio, con una exposición itinerante por Europa que hará una paradita en Santander durante el verano de 2016 para irse luego a Sudamérica.
Este viernes habÃa un acto en colaboración con la empresa de baños Bathco para presentar una réplica de los lavabos de primera y segunda clase del Titanic que han fabricado artesanalmente. Primero recepción del alcalde en el ayuntamiento a la princesa Elettra Marconi (la señora de traje verde turquesa), hija de Guillermo Marconi que inventó la telegrafÃa sin hilos gracias a la cual se salvaron muchas más vidas en el Titanic de las que se habrÃan salvado si tuvieran que mandar los S.O.S. con palomas mensajeras. Detrás de ella está su secretario, a su izquierda Begoña Merino (presidenta de la Fundación Enrique Gran y colaboradora de la Fundación Titanic), a la derecha del secretario José López Cortés, presidente de Bathco y distinguible por su corbata roja seguido por Jesús Ferreiro, que es presidente de la Fundación Titanic. El resto son gente de Santander habitual de los Baños de Ola a quienes se invitó para dar un toque de época al evento.
Yo iba por un tema particular pero como por aquà me conoce bastante gente, empezamos con el «porfa sácame una foto», «sácame un retrato» y «ya que estamos todos juntos nos podÃamos sacar una foto de grupo». Por increÃble que parezca fijaros lo que me acabaron dando…
Subida al primer piso y hala, al despacho del alcalde. Allà le entregaron a Elettra Marconi una reproducción del Palacio de la Magdalena, diez minutos de cháchara y a otra cosa, mariposa.
Aunque aquà ya habÃa fotógrafos oficiales, yo sigo sacando fotos que al final siempre las aprovecho para el blog y estas cosas alejadas de las tonterÃas habituales le dan lustre, notoriedad y prestigio.
Corriendo todo el mundo al Museo MarÃtimo del Cantábrico donde se celebraba una rueda de prensa del evento. Discursos de uno, de otro, del alcalde, de Jesús Ferreiro que además le entregó a Elettra Marconi una escultura con forma de proa de Titanic pegada a iceberg.
Finiquitado el acto embarcamos en el catamarán de Santander BahÃa Tours para ver cómo unos submarinistas rescataban del fondo del mar dos lavabos de la colección recién hecha. Para mi la mejor imagen del momento fue cuando embarcaban los caracterizados de la época, fijaros qué tropa.
Echamos el freno frente a Gamazo donde los submarinistas sacaron los lavabos del fondo mientras la secuencia era retransmitida en una pantalla gigante para que la viera el público agolpado en el muelle. A continuación se dieron una vuelta con la zodiac para mostrarlos. Alguno dirá que el acto era una chorradita, un paripé, que tal y que cual, pero mira, cualquier cosa organizada en Santander en estos meses que la ciudad casi parece un páramo será bienvenida. Y si aún por encima es una colaboración entre empresas o fundaciones para hacer productos, progresar, fabricar y dar trabajo, mejor que mejor y desearles que tengan mucho éxito.
Seguimos con una vueltecilla hasta la Horadada antes de virar y volver al embarcadero, yo retratando hasta las ventanas del barco con Somo al fondo. Si es que cuando me embalo con la cámara, me embalo de verdad.
A continuación habÃa comida de invitados en «La Posada del Mar» donde servirÃan el mismo menú que sirvieron en el Titanic aquel fatÃdico 14 de abril de 1912. En la parte trasera de la acreditación decÃa que yo podÃa ir al papeo y con lo tripero que soy la perspectiva era más que agradable, pero para los figurantes de época servÃan un catering en el CEAR «PrÃncipe Felipe» (el sitio ese dedicado a la vela en Gamazo), la parienta se iba a quedar allà asà que en un gesto que me honra (y que me define como el perfecto calzonazos) me quedé yo también. Si es que en el fondo tampoco tenÃa mucha hambre (lo sé, lo sé, la excusa es penosa pero qué le vamos a hacer).
Cinco de la tarde, hora prevista para el acto que cerraba el dÃa: un concierto de la Joven Orquesta de Cantabria tocando la banda sonora de «Titanic» con proyección de fragmentos de la pelÃcula en pantalla gigante.
Doscientas sillas de las cuales cien eran para invitados y otras cien para el público que se agolpaba a la entrada. En cuanto se permitió el paso ocuparon las cien sillas, los pasillos, los laterales, las escaleras y aún quedó gente fuera, tal era el interés por ver el concierto. Esta es una imagen del ensayo previo, porque en cuanto se prepararon para empezar dejé la cámara y a mi silla reservada (viva el trifásico) para disfrutar de la música como estaba mandado.
Y se disfrutó, no los conocÃa pero qué bien tocan los jodÃos. Media hora de actuación, al acabar el público aplaudió a rabiar y fin de fiesta. Como no todo puede ser perfecto, al ir a recoger mi coche aparcado desde hacÃa horas junto al MMC pude comprobar que me habÃan robado un par de tapacubos. Maravilloso. Que le aprovechen y asà le salga una úlcera por cada tapacubo al cabronazo que se los llevó.