La ciudad de Biarritz evoca riqueza, alta sociedad, grandes casas y hoteles, veraneo de familias reales… aunque en algunos casos no lo parezca. Viendo este portal piensa uno que la casa debe hacerle dura competencia a la casa más estrecha del mundo, que dentro habrá que andar de perfil y si estás un poquito pasado de peso corres peligro de quedarte atascado. Pero no, la vista y el portal engañan. Está en el número once de la plaza de Georges Clemenceau y si echamos una ojeada mediante Google Maps podemos comprobar que de la entrada hacia arriba las cosas cambian notablemente. Es más, si me la prestaran un mes para pasar las vacaciones le perdonarÃa sin problemas la incomodidad de un portal tan estrecho.