Por todos lados. Están por todos lados. Empezamos bien en el paseo marÃtimo de Zarauz, pero fue llegar a la esquina de la playa y aparece de sopetón la tÃpica escultura de hierro oxidado, enorme y fea.
Pero qué mal mirar tienen estas cosas… raras, bastas, con razón les acabo cogiendo manÃa. Por no hablar de cómo dejan el suelo nada que caigan cuatro gotas, que están quedando finas las baldosas. ¡¡¡Aaaayyyyy, no puedo con ellaaaaassss!!!