Siguiente desgracia en la ya larga lista que ha ido jalonando el 2013, menudo añito, asà pase pronto y quede sólo como un mal recuerdo porque otro igual y me retiro a un convento cartujo. Ayer por la tarde estaba sentado delante del ordenador pensando en lo vana que debe ser la existencia para las musarañas filósofas (para que veáis que el 100% del tiempo de uso de la neurona no está dedicado sólo a la comida) cuando súbitamente la pantalla se quedó en negro, un humo ligero salió de la CPU de mi equipo y empezó a oler a chip quemado, ese olor agrio e inconfundible que suele presagiar algo muuuuuy malo.
Aunque hace ya tiempo que no ejerzo como técnico informático, el que tuvo retuvo asà que abrà el equipo con una negra sospecha en mente, empecé a verificar piezas una por una y lo peor de lo peor se confirmó. Placa base churrascada. Era una como ésta. ¿Veis esa pieza de color rosa? Justo debajo parece que tiene una rosquilla a cada lado. Pues bien, la rosquilla de la derecha en mi placa está calcinada.
Para lo que suelo hacer en casa (navegar por internet, escribir correos electrónicos, ver algún video y procesar las fotos de la cámara) casi me vale cualquier cosa, asà que tenÃa un Pentium 4 a 2.8 Ghz de hace unos añitos con el que me arreglaba perfectamente. Como para esto ya no hay recambios, pues nada, a jorobarse y comprar equipo nuevo. Además tocará reinstalar todo los programas que tenÃa en el otro, algo que me da una pereza monumental. Y rezar porque no empiecen a dar la lata, que con el Windows por medio nunca se sabe.
Menos mal que tenÃa un montón de entradas ya programadas sino me hubiera pillado el toro en el blog, porque estos dÃas estaré bajo mÃnimos usando otro ordenador aún más antiguo, ese que no tiré «por si acaso» y mira qué bien me ha venido.
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