Me encanta hacer entradas sobre papeo, dulces y lambonadas para ponerlas a media mañana, esa hora en que a la gente le empieza a rugir el estómago y la visión de tantas cosas apetecibles hace que las glándulas salivares se emocionen y hagan palmas con las orejas, si las tuvieran o tuviesen.
Las pasadas navidades hubo una especie de bazar-mercadillo en la estación marÃtima, bastante simple, con pocos puestos, pero uno de los más interesantes era el de una gente que hace dulces con una pinta increÃble. Este mismo:
¿Qué eso eran dulces? Pues si señor, si… todo tartas. Una llena de rosas en su parte superior, ya no es lo buena que está, es que además hasta adorna.
¿Y esta con forma de iglú? O la del reno… cualquiera me vale.
Al salir de allÃ, en un escaparate vemos una de las Palmeras de Unquera, donde deben ser de buen diente porque las tÃpicas palmeras de toda la vida que miden unos veinte centÃmetros las hacen en versión XXL y miden casi el doble. Si señor, mejor que sobre que no que falte.
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