Milagro, milagro

Paré mi camino en Ruentes, donde el nacimiento de la Fuentona, y de pronto frente al ayuntamiento ¡milagro, milagro! ¡Vi a Dios en el tronco de un árbol! ¡Allí estaba clarísimamente representado, con su mirada, su barba y su pelo largo en medio de una miríada de nubes!

Si esto pasa en otros países, montan un santuario allí mismo. Como pasa aquí, ni santuario ni perrito que nos ladre. Suerte tendré si no me empiezan a llegar comentarios y mensajes poniéndome a parir, pero bueno, es el día de los inocentes así que tocaba tomarle el pelo a alguien.

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