Madre mÃa, sà que llevo las cosas al dÃa que hoy toca hablar de la visita a la playa de Sopelana, en Euskadi, y de eso ya van más de siete meses… En fin, tÃpica aventura nuestra: vamos a ver un Centro Comercial y acabamos en una playa totalmente a desmano de nuestra ruta. Que serÃa de la vida sin estos momentos de perdición… Sopelana, playa bonita, playa metida entre acantilados y en la parte más alta veo media docena de parapentistas de colores.
Corre-corre para dejar el sol a mi espalda, que aquà se olÃa la foto decente. Y se olÃa bien, porque fue dejar el sol atrás y fijaros cómo cambian los colores de la foto anterior a ésta.
Asà fue como me hinché a sacar fotos de parapentistas, con estos colores, con esta luz, con los paracaÃdas haciendo piruetas a escasa distancia mÃa, si no le reventé el obturador a la pobre cámara fue por puro milagro.
Este fue curioso, por el ángulo parecÃa que se iba a comer la ladera pero era sólo un efecto óptico, debÃa estar unos cinco metros del borde.
Menos mal, un error de cálculo y le hubiera quedado el culo fino contra la esquina del acantilado. Y rezando porque no se cruzara un cactus en su camino, que quince dÃas sin poder sentarse le hace gracia a todo el mundo menos al directamente interesado.