Cuando anda uno por ahà de recorrido, paro en campos, montes, rÃos, edificios, pueblos y si veo una feria de ganado, como no, me paro inmediatamente porque los bichos siempre son de interés. Además de retratarlos puede uno quedarse asombrado al ver que esta temporada se vuelve a llevar la melena rubia y larga, como la moza esta. Madre mÃa, qué dineral debe gastar en acondicionador de pelo y si la peina Llongueras ya ni te cuento.
Un complemento que también hemos visto mucho son los megacencerros para vacas como el que portaba la siguiente modelo. La inscripción «AR» en el cencerro supongo que querrá decir que es patrocinado por el programa de Ana Rosa o alguna marca de moda similar. Si es que están en todo estos del marketing, primero transforman a la gente en seres hiperconsumistas y cuando ya no hay más que exprimir, ahora van a por los animales.
Esta es una de las famosas vacas tudancas autóctonas, que muestro porque de pronto me vino a la cabeza un cierto parecido con otros ejemplares que conocÃa.
¿Cuáles? Las famosas vacas de montaña portuguesas. De colores no andan muy parecidos, pero lo que es la cornamenta si que se parece un montón. Si montáramos el árbol genealógico de las vacas tudancas a lo mejor encontrábamos una que casó con otra vaca portuguesa (o viceversa) para unir los capitales de ambas ganaderÃas allá por la época de Don Pelayo más o menos. Y como dice el famoso dicho, de aquellos polvos vacunos vienen estos lodos tudancos.
Por último una vista general de la feria. Ejercicio de agudeza visual: adivinad cual es la caseta del bar…
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