Hace un mes y medio comenzaron las obras de peatonalización de la calle Lealtad, en el centro de Santander. Asà de buenas a primeras me pareció llamativo que no se creara inmediatamente la Plataforma «No a la Peatonalización» ni los comerciantes pusieran el grito en el cielo «porque si los coches no aparcan justo a la puerta vamos a perder un montón de clientes». Quizá la existencia de otras calles peatonalizadas por los alrededores, lo bien que han quedado y el movimiento que tienen ha facilitado las cosas. Estos dÃas están rematando la primera parte de las obras, preparándose para reabrir la calle de cara a la temporada navideña y me imagino que una vez pasen las fiestas retomarán la faena.
Esta es la primera parte de la calle, parece que mucho no han hecho.
Este es el segundo tramo, aquà ya levantaron, pusieron tuberÃas y consiguieron que surgieran del subsuelo ratas grandes como conejos, habilidosas y trepadoras, capaces incluso de llegar a un quinto piso.
Al habla con una conocida de aquà de toda la vida nos comentó que prácticamente todo el frente que da al mar es relleno, asà que en cuanto levantan algo salen ratas a mansalva. Cerca de su casa pasó lo mismo y su perra andaba sublevada todo el dÃa persiguiendo roedores. Lástima que con los restaurantes chinos casi no haya gatos por la calle, si no el problema estarÃa resuelto por si solo.
Como hecho curioso, la noche de un viernes al sábado algún gracioso entró en las obras, se montó en un pequeño volquete (también conocido como chimpÃn) de obra y a la fuga se dio, suerte que llegando a éste andamio quiso pasar por ahà en un exceso de optimismo y allà mismo se quedó estampado.
Estas cosas que pasan las noches de los viernes… si es que ya lo dicen los viejos, no bebas lo que no sepas mear…
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