De recorrido turÃstico por el sur de Cantabria, acabamos en un pueblo llamado Bárcena Mayor que merece una entrada aparte por ser un pueblo totalmente tÃpico, pero rehabilitado y bien conservado. Allà ya os imagináis qué hay, alguna casa habitada, restaurantes y varias tiendas de regalos, principalmente comestibles, que es lo que le da vidilla al lugar. Fue entrar en la primera y me cegué, salà con una bolsa llena de lambonadas habiendo probado no sé cuántas cosas diferentes, que si ofrecen no se lo voy a despreciar. Simple y llanamente es la aplicación de mi máxima vital número uno: allá donde fueres, come lo que pudieres y si es dulce, mejor. Aunque en la caja ponga que se llaman Picayas Chamarugas y eso te suene a insecto de los Andes.
Fijaros qué pinta, una especie de lazos de hojaldre espolvoreados con azúcar y trocitos de almendra. Para acompañar un cafecito están de vivan las calorÃas y la madre que las parió.
Ahora, que asà de perfil me tienen un parecido a no se qué… casi mejor voy a decir que a un matasuegras al revés, que luego me llamáis pervertido, degenerado, concejal o cosas peores.
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