Una de las cosas qué más me impactó de la visita a Aguilar de Campoo fue ir hasta un área recreativa en las cercanÃas de la presa y desde allà poder ver las montañas nevadas detrás de todo el agua. Lástima que estas cosas pierden en fotografÃa, sobre todo cuando el autor es un chapuzas con cámara. Estar al borde del embalse con el aire fresquito, la luz del mediodÃa, aquella enormidad de montes blanquitos a lo lejos, eso son sensaciones y es muy complicado pasarlas a un archivo digital.
Si unas montañitas de nada son asà de bonitas y me dejan con la boca abierta, ir a Suiza o a los Alpes tiene que ser para mear y no echar gota, para quemar el obturador de la cámara el primer dÃa. Apuntaremos visitar esa zona como actividad número uno si la loterÃa me toca en invierno.