Primer viaje en Feve

Siempre me hizo ilusión ir en tren, quizá sea por la falta de costumbre. Aquí en Cantabria además de la Renfe está la Feve (aunque ahora se hayan unido), el ferrocarril de via estrecha que recorre el norte de España. El problema es que la estación me queda relativamente lejos de casa, así que teniendo coche andaba siempre en coche, cuando cascó mi Focus tengo una parada de autobús a cien metros de casa que me viene mejor así que iba en bus, así que un día por otro y otro por el siguiente sumaron tres años, tres, que tardé en hacer mi primer viaje en Feve. Y no fue por necesidad, sino por curiosidad. Me acerqué hasta Astillero y desde allí me fui al centro de Santander. Foto conmemorativa del billete utilizado.
Billete Feve
Foto conmemorativa del tren en el que hice el recorrido. Cero problemas, viaje de unos diez minutos, es entretenido ir viendo todo el trayecto desde un punto de vista totalmente diferente al habitual.
Tren Feve
Y mereció la pena, porque gracias a esto pude ver una estatua en el exterior de la estación del tren en la que nunca me había fijado.
Obra en el exterior de la estación
Se llama Steinbruch («cantera» en alemán). Es obra del escultor austríaco Adolfo Schlosser, o por lo menos eso se puede entrever en un cartelillo de chapa en un estado semipenoso.
Cartel explicativo de la obra
Ocho cuadrados de granito, ocho menhires tras ellos y gracias a esta interesante página descubrimos que «forma parte de sus continuas reflexiones acerca de aspectos relacionados con la naturaleza, en la que viene encontrando las materias que no sólo son imagen simbólica de la misma, sino que significan algo por sí solas. El primer punto de partida es el orden que guardan los nombres con las cosas. En este caso, «Steinbruch», que es la palabra alemana que designa a una «cantera», asocia dos términos: «stein» (piedra) y «bruch» (rota). La etimología guarda, por tanto, una huella del proceso y de las fuerzas que actuaron sobre esa cantera. Se encuentra en una plaza frente a la estación de tren en la ciudad de Santander». Lo acabo de leer y me he quedado como estaba… bueno, miento, los ojos se me han quedado bizcos y los huevos casi se me caen al suelo con la impresión…

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