Queso y más queso

Este primer año aquí lo he dedicado al noble arte de papear, probar, y disfrutar de los placeres del estómago con las novedades que he ido descubriendo en paseillos variados. Y de lo que me estoy poniendo morado es de queso, éste que véis es ya habitual de la casa porque está buenísimo. Queso nata, cremoso sin curar, es meterlo en la boca y pone todas las glándulas salivares a funcionar simultáneamente.

A la vez hay otra versión pero en curado, más durito y sabor más potente, procedente de la zona de Aliva. Sorprendente que tampoco son excesivamente caros, piezas de medio kilo salen entre cinco y diez euros así que a lo tonto cada dos por tres que voy al supermercado se viene uno conmigo.

Otro descubrimiento ha sido la crema de queso Gamoneu, procedente de Asturias. El queso Gamoneu es del tipo Cabrales pero al venir en crema es mucho más suave. Untadito en pan de centeno o pan negro es una perdición, hace bueno aquel dicho según el cual comer y rascar, todo es empezar. Pero no sabes cuándo parar, añadiría yo.

Incluso te provocan en la calle con carteles como éste, queso que no conozco, premiado, con nombre curioso… amos para casa quesuco y verás la que te espera…

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