España, curioso paÃs donde los bancos y cajas organizan un chanchullo para colocarles un producto financiero complejo, con riesgo y complicado (cuando no imposible) de recuperar a los abueletes y gente cuya educación financiera muchas veces no les permitÃa discernir que aquello no era realmente algo mejor al clásico plazo fijo que iban pidiendo. Los responsables de los bancos achuchando a trabajadores y directores para que colocasen más y más preferentes, sabiendo que de lo que consiguieran, una gran parte se la iba a quedar finalmente la entidad por la vÃa del «aaaaahhhhh… se siente». Lo curioso es que aquà nadie da la cara ante los miles y miles de engañados, todo es que dan mucha pena pero se quedan sin gran parte de su pasta, cuando en un paÃs civilizado más de uno y más de dos responsables de semejante desaguisado acabarÃan en la cárcel. Y luego quieren que nos fiemos de la justicia…
Pero claro, que te digan que te dejan sin tus ahorros y luego ver cómo los directivos siguen cobrando sueldos y bonus de siete cifras debe joder lo suyo, asà que por lo menos queda el recurso del pataleo y en ello están una serie de personas que se reúnen con bastante asiduidad en la Plaza Porticada de Santander, donde tiene su sede la antigua Caja Cantabria, para intentar que les devuelvan su dinero. Son pocos, pero hacen ruido y como decÃa una de las amigas de Mafalda, «una pulga no podrá parar un tren pero puede llenar de ronchas al maquinista». Aquà los tenéis en plena manifestación a la puerta de la Caja.
Las paredes las tienen llenas de papelitos reinvindicativos y pancartas más o menos jocosas, como ésta dirigida al mandamás del chiringuito.
Aunque yo me quedo con éste. Menos gracioso por su mensaje pero más por la forma de expresarlo.
Lo dicho, ojalá consigan que la Caja les tenga que devolver hasta el último céntimo, que ya está bien de soportar abusos de la banca y de que nos estén estrujando a todos para salvarlos a ellos.