Anda la industria torrelaveguense o torrelavegana fastidiada. Dos de sus mayores empresas, Sniace y Solvay están de capa caÃda. Aquà se ve la entrada de la primera. Con una deuda tremenda (269 millones de euros, casi ná) y asfixiada además por el nuevo impuesto a la generación de energÃa, hizo un ERE de extinción y a la calle todo el mundo.
A los encargados del limpieza y mantenimiento ya los debieron despedir hace tiempo porque al cartel con el nombre de la empresa sobre la puerta de entrada no le pasan un estropajo desde el Pleistoceno.
Sus instalaciones siempre me llamaron mucho la atención. Era impresionante ver el aspecto ruinoso, las ventanas rotas y la pinta de fábrica Chernobyl-style.
En pintura y en cristales ya os digo que no gastaban mucho.
Sniace se dedicaba a la fabricación de celulosa, papel y esas cosillas. Más o menos como la celulosa de Pontevedra. No me darÃa a mi mucha seguridad una empresa que maneja productos quÃmicos peligrosos y tiene sus instalaciones en semejante estado, pero bueno, supongo que habrÃa inspectores y supervisarÃan el asunto no vaya a ser que una noche se rompa algún depósito y repetimos faena como la de Bophal.
La única ventaja es que en el periodo en que Sniace permanezca cerrada, el aire de Torrelavega volverá a ser respirable y el Besaya dejará de llevar contaminantes a punta pala. Es más, incluso se podrán bañar en el rÃo sin miedo a salir con un tercer brazo en la espalda.
La otra empresa con sus problemillas es Solvay, que este año cumple siglo y medio de existencia. Se dedican al sector quÃmico y parece que les va bien, aunque están de reducción de plantilla, cosa que a una ciudad como Torrelavega donde el paro ya es bastante alto siempre le viene mal. Pero por lo menos no cierran, que ya es algo.