Tras pasar por el Puerto de San Glorio, de esto hace ya unos meses, aprovechando que estábamos cerca nos fuimos a conocer Cucayo, que debe ser el pueblo más escondido de Cantabria y si no lo es poquito le debe faltar. Tras un rato de carretera de montaña se llega a un túnel con un mirador a la entrada y otro a la salida. Una señal indica que aquello es el «Mirador del Túnel». Francamente, no se han herniado las neuronas para bautizarlo.
En ese mirador, el soporte de un cartel inexistente parece haberse convertido en una reinvindicación para que el ADSL llegue a los pueblos más recónditos. Huy si, en el plan en que está el presidente de Telefónica diciendo que no son una ONG lo veo un pelÃn complicado.
A la salida del túnel veo dos cosas que me llaman la atención. Por un lado, una marquesina del autobús amarrada con cables. Sà que debe soplar el viento por aquà cuando tienen que atarla para que no salga volando…
Y unos metros más allá tenemos una farola con paneles solares. Menos mal que se ha inventado esta tecnologÃa, porque si tienen que llevar el cablecito de corriente desde el pueblo (que se ve al fondo) a la parada acabarÃa saliendo la farolita a precio de caviar iranÃ.
Aunque ya asomaba en la foto anterior, aquà vamos a hacer la presentación oficial. Señores, señoras, éste es Cucayo. AhÃ, metidito entre montañas que para más inri quedan al sur asà que en invierno le quitan el sol mucho antes de lo que es normal y serÃa recomendable.
Aquà está más cerquita, casas bajas, aspecto de pueblo, construido aprovechando la ladera de una montaña y declarado Conjunto Histórico Rural.
Esta es la llegada. Carreterita estrecha, perros parados a un lado tomando el aire que te miran con cara de asombro al verte aparecer, pocas deben ser las visitas de turistas que reciban.
Desde aquà echamos la vista atrás y se puede contemplar el túnel de la primera foto horadando una montaña, con la parada del bus en chiquitito justo a la derecha del agujero. Interesante paisaje, interesante pueblo, tengo que venir a recorrerlo de arriba abajo y los alrededores por donde pasa el RÃo FrÃo (con ese nombre ni se me ocurre meter un pie en el agua) un dÃa completo. Seguro que hasta habrá donde comer bien por cuatro duros y redondeamos la jornada.
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