Hace relativamente poco nos pegamos un saltito a la capital del reino debido a temas laborales de la señora parienta. Madrid es de esas ciudades que te gusta o la odias. Para trabajar no me cabe duda que la odiarÃa, pero para pasar un par de dÃas callejeando, viendo monumentos, edificios impresionantes como el Palacio de Oriente, para mi no tiene precio.
Tanto que me han comentado sobre la inseguridad, sobre carteristas, robos y demás, nosotros nos metemos por calles, callejuelas, callejones, por aquÃ, allá y de momento toquemos madera porque nunca hemos tenido ningún problema. Pero para problema el que tuvo toda esta gente que estaba contemplando un concierto de música clásica en una pantalla grandota colocada sobre la entrada del edificio. ¿Veis esa nube oscura de la derecha? Al ratito no estaba a la derecha sino sobre todo el personal y descargó una cantidad tremenda de agua en pocos minutos que hasta nos tuvimos que resguardar, nosotros y otros veinte, en el pasillo de entrada de una zapaterÃa para evitar ponernos hechos una sopa. Entre toda esta gente la desbandada tuvo que ser de impresión.
Como siempre y por no variar, uno buscando ángulos curiosos, efectos de persona sin piernas sobre columna de piedra y todo lo que se pueda. Vaya donde vaya, ciertas costumbres no se pierden.