Visita al museo de la Catedral (I)

Vamos con otra serie de tres entradas dedicadas esta vez al Museo de la Catedral de Santander. Hace tiempo leí en el periódico que acondicionaban la torre del campanario de la catedral como museo. A mi la parte de museo ni fu ni fa, pero poder subir a lo alto del campanario y ver Santander desde arriba tiene su interés así que me dije que tenía que apuntarme y ya véis, meses después de abrirse el plazo por fin lo hice. Eso es eficacia y velocidad…
Campanario de la catedral de Santander
Recopilemos. Esta es la torre del campanario vista desde el claustro. Si queréis visitarla, ojo porque no hay que apuntarse aquí sino en la oficina de turismo situada en los jardines de Pereda. Os asignan día y hora y hala, directos a la catedral. Antes de entrar me llevé una sorpresa. No recordaba haberlas visto, pero hay un par de gárgolas en la fachada que da a la plaza de Atarazanas.
Gárgola en lo alto I
De las dos, esta es la que más me gustó, una que parece un bicho amenazante. Con esas alas y esas orejas, probablemente un murciélago.
Gárgola en lo alto II
Pues bien, esperas tranquilamente en uno de los bancos del claustro y a la hora señalada se presenta la señora guía que nos lleva a la torre. Está dividida en planta baja, dos plantas superiores y el campanario. Abajo de todo tienen unas sillas y una pantalla en la que proyectan un video de cinco minutos para contar la historia de la catedral.
Planta baja con pantalla
Ese ascensor les viene al pelo a los abueletes o a los averiados varios dado que la otra opción es subir por unas escaleras… ¡pero qué escaleras! De caracol, estrechitas, reviradas, subir se sube, pero bajar es aún más latoso. A mi donde haya unas escaleras de estas quítame los ascensores que son mucho más aburridos.
Escaleras de caracol hacia el campanario
De la planta baja pasamos al campanario y luego iremos viendo las plantas inferiores. Siete campanas creo recordar que había, una en la pared sur y dos en cada una de las otras paredes (se puede ver en la primera foto).
Campanas en la torre
Las hay de diferentes tamaños, aunque la más grande no creo que mida más de un metro de alto (que ya es bastante). Según nos fueron contando, estas que vimos no son muy antiguas. En el incendio de 1941 reventaron las campanas originales y para sustituirlas hicieron unas de baja calidad como forma de salir del paso. Sobre el año 2000 la Fundación Marcelino Botín donó unas nuevas hechas por los Hermanos Portilla.
Campana con inscripción
Así, cada campana tiene una inscripción con el nombre del santo o Virgen al que está dedicada y una referencia al donante.
Nombre de la campana y donante
La visita empezó a las seis y media. Mientras nos explicaban todo esto llegaron las siete menos cuarto y a esa hora sonó la campana más pequeña, la de los cuartos, activada por este mazo. Menudo pepinazo y menudo respingo te hace dar, no me quiero ni imaginar lo que debe ser estar aquí a las doce del mediodía o en medio de un concierto de campanas, seguro que sale uno más perjudicado que de un concierto de Pitingo.
Mecanismo de una campana

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