Este mes de agosto, en vez de volvernos a Galicia para visitar familia y amistades, fueron pasando ellos por aquà para ver cómo era nuestra nueva vida, Santander, los alrededores y demás. Unos dÃas hizo mejor tiempo, otros un poquito peor, nos dimos unos buenos paseos y algún otro dÃa dedicado a intentar ahogarse en la playa. En Somo siempre vimos muchos restaurantes de tapas pero no sabÃamos cuál elegir. Al final optamos por usar el truco de elegir el que más gente tenga, en la confianza de que si hay mucho cliente es porque se come bien. Nos paramos en «La caracola», en el centro del pueblo haciendo esquina en una de las calles principales, éste es el aspecto exterior:
Hay que reconocer que acertamos plenamente. Sombrita, buena comida, precios comedidos, raciones abundantes y un camarero amable a más no poder. Nos comimos una ración de bocartes, otra de coquinas de Huelva, rabas y una de pimientos de Padrón por eso de la tierriña, bebida, postres, cafés y salimos de lo más complacidos. Ya tengo chiringuito playero favorito y lugar donde llevar a los conocidos para un buen picoteo, lástima que no tenga vistas al mar porque entonces hubiera sido insuperable.
Por si alguien quiere pasarse por allÃ, ésta es la tarjeta. Como siempre no me pagan nada ni me dan comisión, pero se aceptarÃan encantado que a las cosas de comer no le hace uno muchos remilgos.