Menos mal que a veces tengo a la parienta para aportar ese puntito de sentido común que a mi me falta, porque si desde el Faro Punta de la Silla veo allá a lo lejos un espigón y en el medio dos personas, lo primero que me viene a la cabeza es «si ellos llegaron es que se puede llegar y menudas fotos se podrán hacer». Aunque haya oleaje, aunque bata el mar, se me ponen los dientes largos y la cabeza no para pensando en ir.
En estos casos la primera reacción de la doña suele ser «¿pero tú estás loco o qué? Ven para acá o te ganas una colleja». Para mi que lo hace por no tener que juntar todo el papeleo del seguro de vida, que aún piden unos cuántos documentos. Anda que si me leyera el pensamiento y supiera las rutas que tengo planeadas me esperaba una buena…