A Bulnes por la canal del Tejo (III)

Tras las partes uno y dos, volvemos a las andanzas por la Canal del Tejo subiendo sin cesar en dirección a Bulnes. Más de una hora de subida debía llevar ya y me encontraba en un lugar tal que así. Metidito entre montañas, precipicio a un lado, sin cobertura de ningún tipo, el sitio ideal para caerse por un barranco por caminar mientras va uno revisando fotos en plan lo que le pasó a aquella señora de Coruña que por ir leyendo su tablet se le olvidó hacer la curva que sí hacía la carretera y se cayó a la ría del Burgo.
Ruta entre montañas
Véase qué paisaje, qué sitio, qué casita con su cercado al pie de la montaña. Lo mejor de caminar en dirección sur es que cuando sobrepasas un lugar interesante, das la vuelta, el sol queda exactamente a tu espalda y es facilísimo sacar una foto así de colorida.
Corral al pie de la montaña
Una foto no, una docena de fotos según vas alejándote del punto cuesta arriba porque otra cosa no sé, pero lo que son cuestas en esta ruta tienes todas las que quieras y más. Paisajes también tienes todos los que quieras así que mientras subes la cuesta y disfrutas del paisaje iluminado por la luz del sur acabas sacando una docena de fotos de cada lugar. Cómo ha cambiado la fotografía, antes un carrete de 36 fotos me duraba un montón, ahora me voy de ruta montañera y vuelvo a casa tan contento con más de trescientas en el bote.
Seguimos subiendo
Llegando a los tramos finales de subida aparecen unos pedregales enormes, miles de piedras que se han ido desprendiendo de la montaña. Hay a ambos lados, pero como se ve, la ruta pasa por en medio de los de la izquierda..
Ultimo esfuerzo para llegar a Bulnes
Ya digo que son miles y miles de piedras acumuladas de todos los tamaños, pequeñas, grandes, muy grandes y tan grandes que si te caen en un callo vas a cojear unos cuántos días.
Pedregal camino de Bulnes I
Además hay pedregales menos densos como el anterior, o densísimos como éste. Piedras, sobre piedras, sobre más piedras. Mejor no empezar a pensar en la cantidad de ellas que se caen, en que podría caer una rebontando justo ahora que paso yo, o provocar un aluvión cuesta abajo… lo dicho, mejor ni pensárselo.
Pedregal camino de Bulnes II
Por fin llega un punto en que allá al fondo, en lo alto de una colina, descubres algo que parecen casitas. ¡Bulnes a la vista! ¡Ya queda poco! Hasta parece que a las piernas se les olvidan todos los kilómetros de subida y vuelven los ánimos.
Bulnes a lo lejos
Ahí están las primeras casas en lo alto de la montaña. ¡Venga, venga, venga que no queda nada!
Casas de Bulnes en lo alto I
El panorama, espectacular. Montaña, valle, pueblo, picos nevados, el final de caminata también hace que merezcan la pena todos los esfuerzos anteriores.
Casas de Bulnes en lo alto II
Dos horas y pico llevaba andando cuando llegué a este puentecito, el lugar ideal para parar, echarse agua por la cabeza, por la cara, por el cuello, por la espalda, refrescarse todo lo refrescable porque aún quedaba un rato de camino. A la izquierda del puente hay un poste que indica que a Bulnes se va por la izquierda, por el collado de Pandébano. Lo que yo no sabía es que Bulnes se divide en dos partes, Bulnes – Villa y Bulnes – Castillo. Si vas por Pandébano llegas a Bulnes – Villa dando un rodeo. Lo que nadie dice es que si aquí te vas por la derecha y subes un trozo de monte haciendo zigzag, llegas a Bulnes – Castillo y luego sólo tienes que bajar cinco minutos hasta Bulnes – Villa, de modo que los que hagáis esta ruta ya os sabéis la historia para cuando lleguéis al puente.
Puente llegando a Bulnes
Desde Pandébano se ve Bulnes – Castillo en lo alto ante una montaña que lo cierra todo alrededor. Espectacular. Para ser la primera vez que pasaba por aquí iba con la boca abierta tanto por la caminata como por los paisajes que aparecían ante mis ojos.
Bulnes en lo alto
Por fin asoma la primera casa de Bulnes – Villa con un cartelote que suena a gloria bendita. Bar = cerveza fresquita. Porque sí, uno será montañero en ratos libres, pero antes me federé en la Cofradía del Buen Vivir y una cervecita después de semejante esfuerzo entra que da gusto.
Llegada a Bulnes
El pueblo en sí tampoco es que tenga mucho que ver. Unas casas, un cementerio, una iglesia y tres o cuatro bares casi llenos con su terraza correspondiente. Seguramente será de lo que viven los paisanos del lugar. Fijaros qué pinta y ya me diréis si ésto no atrae como un imán. A ver si es creéis que uno se pega casi tres horas de caminata sólo por andar monte arriba y monte abajo…
Terraza sobre el río en Bulnes

4 comentarios Escribir un comentario

Deja una respuesta


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies