Hace unos dÃas comentaba cómo habÃa descubierto quien era Jesús Cancio gracias a las rabas y al Martini. Expliquémonos. Un domingo cualquiera nos vamos a dar una vuelta por Comillas. Paseamos un rato por el puerto con la marea muy baja, vimos el mar encadenado y allà descubrimos un chiringuito con su terracita para tomarnos unas rabas y un martini de reglamento al solete, esa tradición que deberÃa ser considerada Bien de Interés Cultural como mÃnimo y que sostenida en el tiempo es clara fuente de bienestar.
Sentados en la terraza disfrutando el momento presente pude ver una placa en una roca que ejerce como muro del puerto.
Aquà está la placa, sobre un primoroso banquito hecho de piedra a la espera de un culo que le de razón a su existencia. Sonará poco fino pero es una verdad como una casa.
En la foto anterior no se distingue bien, pero otra más cercana y se ve que está dedicada a Jesús Cancio, el poeta del mar nacido en Comillas. El pobre hombre tuvo la mala suerte de ser encarcelado cuatro años tras la guerra civil y salió de prisión casi ciego, aunque no por ello dejó de escribir. Por si alguien está interesado en el saber que no ocupa lugar, aquà se puede leer toda su biografÃa.
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