Ya es triste, ya, pasear por Somo, encontrarse unas jardineras llenas de geranios en el exterior de un restaurante alegrando la calle y a su vez un cartelote pidiéndole al personal que no se los lleve.
Creo que serÃa mejor poner en la terraza del local al padre de los osos montañeses con su mecedora, su pipa, su escopeta y en cuanto viera un amigo de lo ajeno, zas, perdigonada al culo para que aprenda.
Esto me recuerda cuando Corina Porro llegó a la alcaldÃa de Vigo, que llenó las calles de jardineras enormes llenas de flores y el personal las robaba a puñados. En un paÃs donde una «menistra» como Carmen Calvo no tiene el menor sonrojo en decir que «el dinero público no es de nadie«, normal que el resto del personal piense que si los geranios están en la calle es porque no son de nadie asà que me los puedo llevar a casa.