Hallábame milagrosamente uno de estos dÃas delante de la tele cuando veo pasar un anuncio de Nestlé y ¡huy! A mi ese paisaje me suena… fijaros en los acantilados que aparecen como fondo de esa familia sentada en el prado con las vaquitas.
Pues sà que me suena, sÃ. Ahà mismo estuve yo hace malamente diez dÃas. El mismo dÃa que vimos el mar encadenado, a la vuelta paramos en Cóbreces para ver un par de cosas y a continuación me metà por un camino de cabras a la izquierda de la carretera nacional. Sólo veÃa prados, prados, prados, en uno de ellos divisé una cabañita asà que allà me fui, que prado, cielo y cabaña suelen hacer foto colorida.
¿Y qué apareció detrás de la cabaña? Esto. Un señor acantilado hecho de estratos, como tanta y tanta costa en Cantabria. Este es conocido como el «Acantilado Bolao».
Hale, corriendo hasta esta puntita que se ve en primer plano para sacar toda cuanta foto pudiera, pese a la bruma de las cuatro de la tarde que fastidia pero no impide.
El panorama era espectacular, acantilados altos hechos a base de de capas que caen rectos hacia el mar. Prados en la parte superior y fijaros el efecto del ambiente salino sobre la hierba que está pegada al borde.
Como uno anda «a dormir», ni se me acordó que otra de las cosas que hacen famoso este paraje es la cascada que va a dar directamente al mar, la podéis ver aquà a la izquierda. De haberme acordado me hubiese acercado para verla más de cerca, pero mira, asà ya tengo un motivo para volver.
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