Al este de Sopelana

Hace tiempo que no me paso por los alrededores de Bilbao, creo que fue desde una excursión dominguera por Getxo que me dejó asombrado por varios detalles reveladores del buen nivel de vida de los vecinos, aunque eso ya es historia para otra entrada. Estamos reservándonos para la primavera y el buen tiempo, que hay previstos varios destinos pero todos son de costa y para pasar frío ya lo pasamos aquí sin tener que hacer kilómetros. Y es que la costa vasca promete, en la última visita a Sopelana ejercí un rato de cabra montés para subir a lo alto de un pequeño monte y retratar la costa desde allí en dirección este. Promete, promete, tanto acantilado sólo puede ser un buen presagio.
Costa vasca
Montes que acaban bruscamente y otros que bajan más suavemente hasta convertirse en playas de pedruscos al mas puro estilo madeirense. Por increíble que parezca, allá al fondo había varias personas pescando.
Pedregal en la orilla
Entre acantilado y acantilado, como es costumbre en la costa que da al mar Cantábrico, pequeñas calas donde la gente disfruta del sol. Lo dicho, promete la cosa así que en cuanto empiecen los días de sol, que se vayan preparando estos paisajes.
Cala al este de Sopelana

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