Situado entre el horripilante Palacio de Festivales y el Planetario está la Escuela Técnica Superior de Náutica, creada para formar marineros profesionales. Justo delante les han puesto una estatua que parece ser destinada a desanimar a los estudiantes.
«Al marino mercante», dice. Pero nada de navegación quieta y pausada, nada de relax mientras el barco se desliza suavemente en el mar, la inclinación de la nave ya indica que aquello está en medio de una galerna del cantábrico por lo menos, el traje de aguas avisa que allà está cayendo la del pulpo y a juzgar por cómo se agarra el marinero a la barandilla, el barco ni se desliza, ni lo hace suavemente. Por lo menos al que se matricule habiendo visto la estatua lo que no se le puede negar es la vocación y el amor a esta profesión.
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