Hallábame dando el habitual paseillo dominical, sin destino, sin horario, sin oficio ni beneficio, cuando sorprendiome la presencia de una nube contaminadora en el horizonte cántabro.
Una ominosa nube amarronada discurrÃa suavemente al fondo. Tirando de zoom se apreciaba con mayor nitidez la banda oscura circulante.
¿Contaminación? ¿Un incendio? El Diario Montañés aclaraba su origen un dÃa después. Un monte se quemó y eso eran sus efectos secundarios. Mientras leÃa la noticia me vino a la memoria los abundantes incendios que asolaban el terruño gallego y cómo cada verano se convertÃa en un festival continuo de llamas, humo e hidroaviones volando. Por aquà también hubo algún incendio este verano pasado, pero menuda diferencia con lo que veÃa por allá año tras año. Es más, durante todos los paseos que me he pegado en estos dos años y medio sólo he podido registrar esto que váis a ver ahora. Primer incendio, camino de Potes un hilillo de humo allá a lo lejos.
Segundo incendio, visto un dÃa que sacaba a pasear a los perros. Pero qué curiosas estas columnas, suben, suben, suben, y de pronto giran bruscamente noventa grados.
Tercero, una ladera quemada en la Vega del Pas. Toda la ladera quemada, pero poca extensión.
Segunda imagen del asunto. Creo recordar que habÃa sido provocado por una persona que querÃa regenerar los pastos, se quemó la ladera y poco más.
Ya digo que estos son los que he podido retratar yo. Han habido más, pero nada como el horror de Oia o del Pindo este verano y eso que esto queda más o menos en la misma latitud, el clima es similar y también hay bosques en abundancia. Un poquito sà que da que pensar el tema, porqué unos sà y otros no, ¿porqué en Galicia se batirán de largo todos los récords de incendios intencionados?