Cámara nueva, vida nueva

Hay dos tipos de fotógrafos, los que les gustan las fotos y los que les gustan las cámaras. Yo me apunto directamente a la primera clase, disfuto sacando fotos, me da igual con qué artefacto, y se me pone la piel de gallina sólo con pensar que tengo que cambiar la cámara que uso habitualmente. Se supone que a los fotógrafos nos encanta probar cacharritos, a mi no porque antes que fotógrafo soy un vago y ya me huelo qué es lo que viene después de un cambio.

Hasta hace poquito usaba la Nikon D40, buena cámara, robusta, calidad de imagen bastante buena, 6 megapíxeles que llegan y me sobran para lo que hago, y equipo informático perfectamente ajustadito para trabajar. Como ya conté aquí, hace poco cambié la Nikon D40 por una Nikon D3100. Este es el juguetito:

Vista la una y vista la otra, por fuera son prácticamente iguales. Por dentro no, ésta tiene mejor calidad de imagen, menos ruido a ISO’s altos, catorce megapíxeles, mejor enfoque, LiveView, vídeo (que para algunos temas me está viniendo de miedo), etc. Técnicamente un salto de calidad bastante notable. Peeero… viene la borrasca y empezaron los problemillas. Primero con el Photoshop, el Camera Raw del CS3 (que vale de sobra para lo que hago yo) es una versión antigua y no leía los ficheros de la D3100. Los de Adobe, que no son finos ni ná, si queres actualizar el Camera Raw tienes que actualizar el Photoshop entero y va a ser que no. Luego el asunto del almacenamiento, con 14 megapíxeles una sesión fotográfica que antes no llegaba a los 700MB ahora se va a a los dos gigas y así no hay disco duro que llegue. Luego mi pobre equipo de ochenta euros, que los ficheros de la D40 los manejaba con relativa soltura pero éstos le empiezan a costar más. Es que si me descuido cambio de cámara y tengo que cambiar de ordenador, de software y de parienta por una que no me tenga tan esclavizado…

Por cierto, señores de Nikon, hay algo que me tiene desconcertado: cómo a ciertas cámaras les pueden quitar prestaciones chorras, que no cuesta nada implementarlas, que nos hacen la vida mas sencilla a más de uno y ver cómo racanean eliminándolas es un buen motivo para empezar a odiar a una marca. Mi D40, prácticamente como todas las demás réflex, tenía disparador por infrarrojos. Me compré uno en ebay, ponías la cámara apoyada en cualquier lado, apretaba el botón del mando a distancia y hala, foto. Lo más normal del mundo. Pues algún iluminado decidió que a la D3100 le quitábamos el disparo por infrarrojos, le dejábamos sólo toma para disparador con cable y se quedó tan contento. De haber vivido en mi pueblo igual lo apedreábamos por tonto. Otra cosa más es el «bracketing» u horquillado, programar la cámara para disparar tres o cinco fotos con exposiciones variadas y luego unirlas en un HDR. Ni la D40 ni la D3100 lo tienen cuando hasta la Canon mas normalita lo lleva. Ya me diréis si no es para mosquearse con el señor Nikon.

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