Pasando un dÃa de refilón por Arenas de Cabrales y siendo lo goloso que soy, hubiera sido un pecado no parar para traerme algo de sidra, queso de cabrales y el colmo del dulcerÃo, una caja de casadielles y sólo una caja, porque de éstas no conviene abusar o la báscula ya se encargará de abochornarte por los siglos de los siglos, amén. Aquà unos iberos, que dirÃa Forges, aquà la caja de casadielles que se volvió conmigo.
El invento en sà tiene este aspecto, como una empanadilla cuadrada de cinco dedos de largo, frita, con algo de aroma de anÃs y rellena de una pasta dulce y supercalórica compuesta sobre todo por nueces. Una delicia para tomar como postre con un café. Aunque bueno, ya estoy encontrando tantas delicias que en un par de años le cambiaré el nombre al blog por algo como «engordamosencantabria.com».
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