Paseando por el claustro de la colegiata de Santillana del Mar me habÃa quedado en la entrada anterior, y paseando por el claustro empezamos esta. Con lo que me gustan los canecillos y mira tú qué exposición más completa tienen aquà dentro.
No sé porqué… pero me encantan. Será porque cada uno es diferente al anterior y de todos sacas una historia. Este por ejemplo, un lobo comiéndose la cabeza de un paisano que, a juzgar por su cara, poca gracia le hace el asunto.
Otro más, no sé bien si es un hombre tocando el arpa o el arpa se ha caido y ha encajonado al pobre músico contra la pared.
DebÃan ser épocas de hambre aquellas en que hicieron los canecillos, ¿cómo si no se explica lo de este hombre comiéndose su propio pie?
Asà que ya véis por dónde viene mi afición a canecillos, gárgolas y toda estatua poco convencional. Seguà caminando por el claustro, ojeando otras cosas hasta que una hilera de sarcófagos me dirigió hacia una puerta abierta a través de la cual se entra a la iglesia. Allá vamos.
Pedazo retablo tienen en el altar principal, repleto de dorados y figuritas. En las columnas, por la parte de arriba, dos filigranas de forja con dos estrellas y dos muñequitos sentados en la punta.
Delante del altar encontramos la tumba de Santa Juliana de Nicomedia, la pobre turca que se apuntó al cristianismo asà que su señor padre se mosqueó, la torturaron y dado que no querÃa renunciar, optaron por cortarle la cabeza. Para que se quejen los niños de ahora si les cae una bofetada cuando hacen alguna faena, menuda se las gastaban por aquellos entonces. Los restos de Santa Juliana parece ser que fueron a parar a Cantabria hace mil años y donde fueron enterrados pasó a ser Santa-Iuliana primero y Santillana después. Del mar, más concretamente.
¿Véis porqué ando siempre tan atento a canecillos, columnas y esquinas? ¿A quien se le ocurrirÃa poner dentro de una iglesia un muñeco echándonos la lengua por debajo de una barandilla?
En una estancia aparte se pueden ver (pero de lejos, que hay verja por medio aunque no salga en la foto) un montón de asientos y un par de libracos sobre sus atriles correspondientes, de esos libros antiguos con páginas de pergamino que si me descuido sólo se ven en lugares como éste.
Dentro de unos dÃas veremos otra serie de detallitos en la tercera y última entrada, hasta entonces que ustedes todos se lo pasen bien.
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