¿Donde? A Burdeos. Palabrita. En abril hace un año de mi paso por allÃ. Fue una ciudad que me dejó impresionado. Me encantó. Tiene de todo, es monumental, con lo que me gustan los edificios señoriales se disfruta cantidad por la zona céntrica con el Palacio de la Opera.
Con edificios como estos y todos los que hay hacia la izquierda, con las avenidas semipeatonales por las que puedes callejear con tranquilidad, ese tranvÃa que permite moverse fácilmente de un lado a otro de la ciudad sin cansarte…
El rÃo, los jardines, hasta con las farolas me quedaba ensimismado porque vaya diseño tan distinto a lo que se ve por aquÃ. Gustarán más o menos pero diferentes sà que son.
Varias puertas medievales para entrar a la zona antigua de la ciudad, algunas con torre incorporada como ésta llamada Porte Cailhau perfectamente integrada en medio de los edificios. Se puede ver en el Street View de Google y ya me contaréis si la zona no está bien maja.
¿Y esto del suelo? Por extraño que parezca, es una fuente. El agua sale del chisme plateado de arriba, baja dando vueltas alrededor de los otros con unas acanaladuras en el suelo para evitar que se disperse y finalmente se va por la rejilla que se ve a la derecha. No es espectacular, pero cuando pasé por delante me quedé mirándola con esa expresión de «ostras, qué invento más curioso…».
Y todo lo que me dejo en el tintero… el casco viejo, las pastelerÃas, iglesias que lucen en el arco sobre la puerta imágenes de cangrejos con tiara de obispo…
Zonas de tiendas, un montón de estatuas, torres, fuentes, restos de la ocupación alemana y eso sin irnos a los alrededores, que estamos hablando de una zona repleta de viñedos, bodegas, chateaus y naturaleza. Lo dicho, si no la conocéis merece la pena dedicarle de cuatro dÃas a una semanita porque se disfruta de verdad.