Ultimamente llevamos una racha de contrastes con el tiempo que no veas. Lo mismo amanece nublado, que despejado y se chafa a media mañana, que nos encontramos casi a treinta grados al mediodÃa. El último dÃa que sucedió ésto me cogà a los perros dirección Liérganes y a chapuzar en el rÃo se ha dicho. Gran descubrimiento los zuecos tipo «Frank de la Jungla«, caminar sobre las piedras de rÃo te deja los pies hechos un asquito no porque te cortes o te hagan daño, sino porque luego los notas como «mazados», como doloridos con un dolor sordo en toda la planta. Con los zuecos puedes andar todo lo que quieras por el agua sin el menor problema, no resbalan y al salir los tienes secos en dos minutos. Estos son de la parienta, cuatro números menos de los que uso yo. Los cogà para probar qué tal iban y tanto me gustaron que ya tengo los mÃos propios.
Asà es el rÃo a la altura del pueblo, bajo de caudal pero limpÃsimo, fresquito, me meto y remojo a los perros, aprovecho alguna poza para refrescarme yo y puedes caminar un rato largo.
RÃo arriba ya no hay casas a los lados, remontas el curso entre árboles y represas, con la orilla llena de piedras por si no tienes ganas de mojarte. Aquà se ve a la feliz parejita, que explorar cuando quieras, pero mojarse lo mÃnimo imprescindible.
Ah, si estás leyendo ésto, eres una gallina y no sabes nadar, procura dedicarte a otra faena. La última en intentarlo creo que fracasó con trágicas consecuencias…