Y por supuesto tras una caminata por el rÃo llega el mejor momento de la jornada. Calor, los perros tranquilitos tras el paseo, una terraza, una caña y a disfrutar de la vida, qué habrá crisis y la cosa estará fatal, pero con solete y una cerveza se evade uno durante un ratito de todo lo habido y por haber.
No son las terrazas de Panjón, no es mi chiringo favorito de Portugal, pero para el caso puede valer igual.