El espigón rompe tobillos

Cerquita de la playa de Merón nos acercamos hasta un espigón a dar una vuelta pero su puñetera madre, que no había quien caminara por encima. En vez de estar cementado, embaldosado o cualquier-ado que dejase la parte superior plana, se había quedado «en bruto» con unos pedazo piedros que a cada paso se te iba el tobillo para un lado diferente.
Espigón empredrado
Cuatro pasos y aquello no me gustaba nada. Mis perros me miraban con cara de ¿y nosotros no nos podemos quedar aquí, que no nos apetece volver cojos a casa? Pues mira, no. Cambio de planes, a la playa todos y a caminar por la arena, que siempre será más agradecido que un esguince gratis.
Playa al lado del espigón
Por cierto, aunque oficialmente no se debería, aún éramos unos cuántos paseando con los perros tranquilamente por la orilla. Todos con su correa, ninguno suelto, ninguna caca abandonada en la arena, pena que no se pueda hacer lo mismo todo el año porque a los chuchetes les encanta.

Deja una respuesta


Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información sobre las cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies