Unos kilómetros al oeste de Reinosa nace el rÃo Ebro y unos kilómetros al este de la misma ciudad está el Embalse del Ebro. Como ya dije otra vez, es una enormidad alargada de unos veinte kilómetros de ancho y si echáis una ojeada en Google Maps veréis que mide lo suyo. Si tan notables son las dimensiones de la superficie de agua no lo son menos las de la presa que cierra el paso del rÃo Ebro, pero justo por lo contrario. En otros embalses he visto verdaderas moles de hormigón, presas enormes a lo alto y a lo ancho. Aquà no, la presa es ese muro de la izquierda: poco más de ciento cincuenta metros de largo y fijaros qué baja es.
El dÃa que pasé por allà tampoco es que estuvieran largando mucha agua, todo tranquilo, todo estancado y cero movimiento.
A uno de los lados queda un monolito conmemorativo supongo que de cuando vino el Paco a inaugurarla. Otra cosa no, pero por inaugurar presas se pirraba el tÃo. Eso circular de delante es una fuente que no funciona. Supongo que por falta de agua no será…
La placa está dedicada a Don Manuel Lorenzo Pardo, que fue quien la proyectó. Para construirla se echaron desde 1921 a 1945 pero no fue inaugurada hasta 1952.
Como decÃa antes, la presa es pequeña pero la superficie embalsada es enooorme. Desde aquà ya parece grande y no es más que una mÃnima parte de lo que hay.
Unos kilómetros más adelante paramos a ver un área de descanso al lado de la orilla para echar una ojeada y de paso cambiarle el agua al canario, que la presencia de tanto lÃquido siempre es inspirador. Justo en el borde un cartel indicaba del peligro existente con esas señales amarillas. También habÃa una parte blanca con una retahila enorme escrita, pero no esperen que me acerque a leerla, sabiendo lo patoso que soy acabo en el agua. Como si lo viera.