El Soto

El día que retratamos al patrono de las obras públicas veníamos de visitar el Monasterio de Nuestra Señora del Soto en Iruz (a unos tres kilómetros al sur de Puente Viesgo). Es lo que se ve al fondo a la derecha tras las vaquitas.
El Soto I
Visto el conjunto, lo más llamativo evidentemente es la torre.
El Soto II
Es rara. Como si hubieran hecho una torre octogonal y le hubieran pegado una torre cilíndrica por fuera con un remate tipo cucurucho invertido a lo Exin castillos. A lo mejor por dentro de la torre redonda van las escaleras de caracol porque el interior de la otra parece vacío.
El Soto III
Buscando información leo que hicieron una ñapa, lo construyeron en el siglo XVII sobre una iglesia de arquitectura gótica pero manteniendo una torre del siglo XVI. Sólo falta que decidan reformarlo en el siglo XXI y añadan una parte acristalada o de mi queridísimo hierro oxidado. Yo voy dando vueltas, sacando fotos…
El Soto IV
…y de pronto aparece ante mi una puerta abierta. No me lo pienso dos veces. Para las pocas veces que encuentro una iglesia o un monasterio abierto no voy a dejarlo pasar.
Puerta de entrada
Bueno… por dentro… ¿cómo diría yo? Es una iglesia, con esas cosas de iglesias pero nada especialmente llamativo.
Interior de El Soto
Un púlpito por aquí, una figurita por allá, un retablo por el otro lado. Ya digo, lo típico. Huy… ¿no falta nada ahí arriba?
Retablo
Pues si, falta ni más ni menos que el Cristo crucificado. O libra los domingos o se ha ido de vacaciones. Impactante también la pintura del fondo, qué colorida e imaginativa, aunque más bien parece una ilustración de «Los viajes de Simbad» que otra cosa.
Detalle del retablo
Pasar en navidades es lo que tiene, que me encontré el belén montado en un lateral de la iglesia.
Belén en El Soto I
De los belenes poco hay que decir: sus figuritas, el nacimiento, ovejitas, el buey, la mula y todos los demás figurantes. Un ligero problemilla de proporciones con las figuras de los moradores del portal de belén pero nada especialmente grave.
Belén en El Soto II
Una de las cosas buenas de llevar una cámara fotográfica es que si aparece una oquedad bastante oscura en una iglesia escasamente iluminada, oquedad en la que ves algo pero no puedes distinguir de qué se trata, le sacas una foto con flash y en casa puedes ver perfectamente qué es lo que había dentro. Palabrita que esto que véis aquí no era más que una estancia en la casi total oscuridad. El único problemilla es que como hay que apuntar sin ver nada más que las sombras me salió un poco torcida. Nada que no se pueda arreglar con dos minutos de ordenador.
Cristo a oscuras

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