Saliendo de Comillas en dirección a Santillana del Mar se encuentra Cóbreces, lugar que parece ser simplemente una travesÃa y carecer de todo interés pero sin embargo lo tiene. Si nos desviamos a la izquierda por un camino entre prados llegamos a la contemplación de los acantilados televisivos y la cascada de El Bolao. A mano derecha, y visible desde la carretera, se distingue parte del patrimonio histórico del pueblo. Empezamos con la AbadÃa de Santa MarÃa de Viaceli, espectacular, muy cuidadita y por lo que se ve, casi recién pintada.
Era una abadÃa cisterciense ocupada en la actualidad por monjes trapenses, la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia que ya tiene curiosidad el nombrecito. No os lo perdáis, ¡hasta tienen página web! (Actualización: tenÃan, era www.aviaceli.com y ya no está). Gracias a ello me enteré que fabrican un queso, el Queso Trapa. No lo he visto en ninguna tienda o supermercado, la próxima vez que pase por esta zona tocará hacer paradita y comprarme uno. Ese dÃa incluso pudimos ver un par de monjes en el exterior.
Otra de las construcciones que se puede ver y visitar siempre y cuando vayas mientras esté abierta, lo cual no fue mi caso, es la Iglesia de San Pedro ad VÃncula, pintada en tonos terracota que junto al blanco de la piedra y el azul del cielo promete unas fotos de lo más coloridas y alegres.
En la parte delantera de la iglesia un monumento dedicado a, como no, los peregrinos que pasan por aquà haciendo el Camino de Santiago. Hecho con amor y cariño en mi material favorito, el hierro oxidado.
Además de todo ésto, Cóbreces goza del dudoso honor de ser el lugar donde tuve que pasar el primer control de alcoholemia una vez llegado a Cantabria. Coincidió tener aquà a mi madre de visita, la habÃamos llevado a Comillas y a la vuelta los señores de verde paran mi vehÃculo para invitarme amablemente a soplar por el chacharrÃn ese del demonio. Señor agente, pero qué pensará una madre de un hijo al que para la autoridad bajo las sospecha de conducir borracho… menos mal que di negativo, que si no menudo trauma me queda de por vida.