Cuando conté que la visita al Palacio de Riva-Herrera en realidad se habÃa transformado en una visita al centro de demostraciones de SmartSantander no puse ni una miserable foto del edificio y eso que lo merece. Como otros tantos por aquÃ, la palabra palacio no implica lujos desmedidos sino casona noble de esas con torreón a la que se accede por esta puerta.
A mano izquierda un cartelón hecho con mi querido hierro oxidado, en el que se puede leer «Años atrás se fabricaron seis galeones…».
En pequeñito también figuran las palabras de Juan de Castañeda, que en 1592 daba cuenta de la construcción de los barcos en una fábrica bajo la supervisión de Fernando de la Riva-Herrera, el que mandó remodelar este palacio allá por el siglo XVI para darle más o menos la forma que tiene actualmente.
Una vez sobrepasada la puerta nos encontramos con la Torre de Pronillo a la izquierda, construida en el siglo XVI y a la que se le adosó la casona de la derecha en plan vivienda. El conjunto es la construcción civil más antigua de Santander.
Hasta hace poco estaba en ruinas, incluso bajo la amenaza de ser derribado para hacer viviendas. Gracias a la intervención de la Doctora MarÃa Ealo de Sá fue declarado Monumento Nacional el 27 de abril de 1978 y asà se acabó salvando por los pelos. Lo remodelaron entre 2010 y 2012, ahora es conocido como «Enclave Pronillo», allà está la sede de la «Fundación Santander Creativa» (los del Desvelarte) y en su interior tiene aulas, salas para talleres, espacio para exposiciones, etc.
Claro que no sólo se puede ver eso. Antes de entrar me di una buena vuelta alrededor para cotillear a la busca de carnaza. Y oye, alguna cosa sà que tiene. Otra maravillosa intervención artÃstica de asombrosa similitud con la que hay a la entrada del Museo de Arte de Santander.
Otra obra de arte. Un… una… ejem… un algo. Esto.
Al señor feudal le debÃan ir los juegos de pelota porque montó un frontón según se entra a mano izquierda. No sé yo si las rayas serán muy reglamentarias, si será en realidad para jugar al brilé medieval o si me encontraré delante de otra obra de arte integrada en el entorno, por si acaso no me pongo a pegar pelotazos contra la pared no vaya a salir el guarda de seguridad, me pille por la oreja y me eche fuera.
Como allá donde hay arte todo se contagia, fijaros qué salida de emergencia aparece en la parte trasera del edificio junto al parking. Lineal, minimalista y en óxido para darme qué hablar. Tampoco descarto que sea otra obra de arte, que aquà nunca te puedes fiar de nada…
Esto en cuanto a la parte exterior del palacio, dentro de unos dÃas toca ver el interior.